En su cocina hervían un millón de ideas aspirantes a tener vida propia. Sin embargo, no disfrutaba del momento en el que esas ideas eran concebidas, sino cuando eran definitivamente destruidas.
Escribo sobre lo que me da miedo, me fascina o me emociona. Cuento mentiras que se vuelven realidad al empaparse con tinta. A veces, las ideas me obsesionan. Otras veces, las obsesiones me dan ideas. Mi nombre es Igor Rodtem y, cada 11 de junio, renazco de mis cenizas en Bilbao.
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