15 abr 2012

"Cienmanos - capítulo 29 - La grieta" (colaboración en micronovela ilustrada colectiva)

Es un crimen por mi parte no haber hablado antes por aquí de la micronovela ilustrada "Cienmanos", proyecto colectivo entre diferentes escritores e ilustradores. Hará unos meses, cuando se gestó la idea, no pude incluirme en el grupo de escritores y reconozco que posteriormente le perdí la pista al proyecto. Hace unas semanas Puri, una de las pacientes mentes tras esta locura, me invitó a participar para cubrir una baja de última hora, y no pude decir que no, por supuesto.

De mis manos ha salido el capítulo 29, estando ya en la recta final de la micronovela (en total serán 38 capítulos). La ilustración que acompaña a mi texto, y que me encanta, es obra de Javier Rubio.

A continuación os dejo con el capítulo pero os recomiendo comenzar a leer la micronovela desde su primer capítulo. La historia es intrigante desde el comienzo y va enganchando cada vez más capítulo a capítulo. Me siento realmente orgulloso de haber colaborado en este proyecto, junto a escritores e ilustradores de tanto nivel.


También podéis leer una interesante reseña del capítulo, en el blog De mis palabras y las vuestras.

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Ilustración de Javier Rubio

Y el tiempo cobró vida de nuevo. Cuando Víctor Tim atisbó, hacía ya una eternidad, la posibilidad de viajar entre diferentes épocas, una pequeña grieta se había abierto en la hasta entonces intacta piel del tiempo. Una grieta que creció incontroladamente, primero con los viajes de Bruno y posteriormente con los de Paula, y que se alimentaba de los sueños de miles de locos y visionarios, como Salvador Dalí y Luis Buñuel, que habían logrado vislumbrar sus entrañas. A esas alturas, la grieta ya había desgarrado la piel del tiempo, hiriéndola de muerte.


A través de la grieta, Paula y los demás pudieron ver —o más bien intuir— a un grupo de seres que se afanaban en sus tareas.
—¿Qué hacen? —se extrañó Sebastián.
—Están... ¿escribiendo y dibujando? —dudó Víctor.
—Pero... ¿quiénes son? —preguntó Paula ensimismada.
—Ni siquiera yo sé mucho de ellos —respondió Melquíades—. Se llaman las Cien Manos. Relatan y dan forma al pasado, presente y futuro. Todo a la vez.
—¿Y nosotros no podemos hacer nada por cambiarlo? —inquirieron Paula y Sebastián casi al unísono.
—Al contrario —contestó Melquíades—. Lo estáis alterando a cada momento.

Paula gritó a las Cien Manos, instándoles a que dejaran de escribir y dibujar.
—No pueden —le dijo Melquíades sujetándola—. Es lo que tienen que hacer. Y están más inquietas que nunca.
Las Cien Manos se detuvieron entonces y observaron momentáneamente a sus convidados de piedra. Un sonido como de un largo y profundo trueno pareció surgir de lo más hondo de la grieta. Y las Cien Manos reanudaron su ardua tarea.

*

Los hombres calvos se taparon los oídos, ensordecidos por el trueno, y se encogieron de dolor. A su lado, el viejo permanecía inmóvil y absorto, con la mirada aparentemente perdida. En realidad, él también podía ver la grieta y a las Cien Manos. A través de la grieta observaba a Paula.

*

Paula miró atentamente en dirección a la grieta. Allí vio pasado, presente y futuro. Allí vio cómo Bruno moría a manos de los hombres calvos, y su huida desde entonces. A través de la grieta observó a aquel viejo que sujetaba el libro de los guardianes, flanqueado por los dos horribles y agonizantes hombres calvos, y supo que había llegado el momento de dejar de huir y pasar de presa a cazadora.
 
Texto de Igor Rodtem
 



2 comentarios:

Sara Lew dijo...

Hola, Igor. Me ha gustado mucho tu aportación a Cien Manos. Muy buen capítulo.
Un saludo.

Igor Rodtem dijo...

Muchas gracias, Sara. Hay que ver cómo ha ido evolucionando la historia desde que comenzó en tus manos. Estoy ansioso por descubrir su final.