Divergían completamente en sus puntos de vista sobre cómo realizar el trabajo. Uno de ellos, el más estricto y metódico de los dos, abogaba por el letal, rápido y siempre efectivo disparo en la nuca. El otro, más pasional y visceral, era en cambio un apasionado del brutal y agónico sufrimiento por asfixia.
2 comentarios:
Para gustos, los colores, je je.
Saludos Igor.
Gustos refinados, jeje. Gracias, Miguel.
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