Un cuadro y un sobre. Extraño
legado de un padre a un hijo que jamás conoció.
Su padre, que había huido
antes de nacer él, había fallecido. Marco ni siquiera intentó buscarle en vida
y tampoco quería recibir aquella extraña herencia ahora que había muerto, pero
acabó aceptando a regañadientes. Ya en casa, desembaló el cuadro y abrió el
sobre. El cuadro era una especie de retrato inacabado de un hombre al que aún
faltaba pintarle el rostro. El sobre contenía una nota: “Debes terminar tú el
cuadro, chico”.
Sin saber muy bien por qué, al
día siguiente compró unas pinturas acrílicas y unos pinceles y se puso a pintar
sobre el cuadro inconcluso. No conocía aquel rostro que, tras varias horas de
afanoso trabajo, había acabado plasmando sobre el lienzo. “¿Eres tú, padre?”
preguntó en voz alta. Aquella figura del cuadro respondió: “Sí”. Y todo se
volvió oscuro.
Marco se sentía extraño,
como si un millón de pinzas le sujetaran a una extraña red. No podía moverse ni
articular palabra. Ante él, un hombre le daba la espalda.
—Gracias, chico –dijo
el hombre, girándose lentamente–. Esta vez me he arriesgado demasiado,
pero lo has hecho bien.
El hombre, que tenía el
cuerpo y el rostro de Marco, sonreía de una forma siniestra.
—Llevo haciendo esto durante
generaciones, chico –continuó, mientras levantaba el cuadro. Marco sintió vértigo
al ser izado–. Pero no necesitas saber más. Ahora ya solo me queda añadir este
cuadro al resto de la colección.
Relato para el microrreto de El Tintero de Oro: EL ARTE Y LA LITERATURA.
https://concursoeltinterodeoro.blogspot.com/2025/09/microrreto-el-arte-y-la-literatura.html