13 nov 2025

"La Constelación Maldita" [microrrelato]

Al nacer, cada bebé es vinculado a una de las constelaciones del firmamento. Las principales, las más espectaculares Osa Mayor, Osa Menor, Casiopea..., están reservadas para la Gran Familia, cuyos miembros son los únicos que pueden comunicarse con los dioses que nos cuidan y alimentan (aunque nos hagan trabajar de sol a sol hasta desfallecer). El resto de constelaciones, las que cuesta distinguir incluso en las noches más estrelladas, es para los demás miembros de la tribu. Yo ni siquiera tuve esa suerte cuando nací. Los chamanes determinaron que el embarazo de mi madre solo traería desgracias y, cuando dio a luz, establecieron que para mí solo podía ser la Constelación Maldita, antes conocida como Monoceros. De allí había surgido el mal, varias generaciones atrás. De allí vino aquello que acabó con casi toda la vida del planeta. De allí, que es como no decir nada. De alguna de las estrellas de la constelación que, en realidad, tan solo tenía en común con sus compañeras formar una curiosa figura de unicornio al observarlas desde nuestro moribundo planeta.

El aire es fétido y el agua sabe a metal, aunque podemos respirar y beber. No quedan muchos seres vivos, pero sabemos que antes no era así. Tan solo quedamos nosotros, la pequeña tribu, último vestigio de lo que, dice la leyenda, fue una gran civilización tiempo atrás y hoy en día solo es lo que queda de una especie esclavizada por estos seres procedentes del espacio, que ahora gobiernan la Tierra.


Microrrelato para el microrreto de El Tintero de Oro: CONSTELACIONES


La constelación Monoceros se encuentra en el hemisferio norte, entre las constelaciones de Orión, Géminis, Can Mayor e Hydra. Su nombre significa "un cuerno", en griego, y hace referencia al unicornio, animal mitológico. No tiene nada de maldita, eso ya es cosa de este microrrelato...