A
todos les hacía gracia su traje de color rosa. Él, que no añoraba
el blanco inmaculado que tenía cuando lo compró, aún recordaba
cómo se impregnaba en la tela el rojo intenso de la sangre de sus
víctimas.
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Nanorrelato inspirado (muy) libremente en el film "Los Cronocrímenes", de Nacho Vigalondo.
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