Me los fue presentando uno a uno: el padre, un gruñón; la madre me observaba desconfiada; la hermana pequeña, una niña, me sonreía dulcemente; el hermano mayor quería darme una paliza… Yo estaba nervioso, claro. Ella me dijo entonces:
—Son tuyos, puedes quedártelos. Yo ya no los quiero.
—Son tuyos, puedes quedártelos. Yo ya no los quiero.
The Simpsons |
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Este nanorrelato participa en la Sortija del XIV Concurso de Microjustas Literarias (de OcioZero). No está basado (ni inspirado remotamente siquiera) en Los Simpsons, pero podría haber sido asi...
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