Al nacer, cada bebé es
vinculado a una de las constelaciones del firmamento. Las principales, las más
espectaculares –Osa Mayor, Osa Menor, Casiopea... –, están reservadas para la Gran Familia, cuyos miembros son
los únicos que pueden comunicarse con los dioses que nos cuidan y alimentan
(aunque nos hagan trabajar de sol a sol hasta desfallecer). El resto de
constelaciones, las que cuesta distinguir incluso en las noches más
estrelladas, es para los demás miembros de la tribu. Yo ni siquiera tuve esa
suerte cuando nací. Los chamanes determinaron que el embarazo de mi madre solo
traería desgracias y, cuando dio a luz, establecieron que para mí solo podía
ser la Constelación Maldita, antes conocida como Monoceros. De allí había
surgido el mal, varias generaciones atrás. De allí vino aquello que acabó con
casi toda la vida del planeta. De allí, que es como no decir nada. De alguna de
las estrellas de la constelación que, en realidad, tan solo tenía en común con
sus compañeras formar una curiosa figura de unicornio al observarlas desde
nuestro moribundo planeta.
El aire es fétido y el agua
sabe a metal, aunque podemos respirar y beber. No quedan muchos seres vivos,
pero sabemos que antes no era así. Tan solo quedamos nosotros, la pequeña
tribu, último vestigio de lo que, dice la leyenda, fue una gran civilización
tiempo atrás y hoy en día solo es lo que queda de una especie esclavizada por
estos seres procedentes del espacio, que ahora gobiernan la Tierra.
11 comentarios:
Hola, Igor.
Si mi memoria no me falla, creo que este micro es lo primero que leo escrito por ti, y te diré que me ha gustado mucho, tiene un ritmo uniforme y sutil.
El primer párrafo, cuerpo principal el micro en cuanto a tamaño, es descriptivo y didáctico, y nos prepara para lo que, de manera directa, nos revelas en el segundo como final distópico y afín a la Ciencia Ficción.
Repito, a mí me ha encantado.
¡Enhorabuena! Y, gracias por compartirlo con nosotros.
Patxi.
Entonces, Igor, el libre albedrío no existiría, ¡qué triste destino estar condenado a la Constelación Maldita!... pero resulta que… la a segunda parte nos aclara que es el maltrato de sus habitantes, nosotros los humanos, quienes hemos infringido las heridas a nuestro planeta, y por ese camino vamos, así que me parece una relato de reivindicación a la madre tierra. Puede que aún estemos a tiempo.
¡Buen trabajo, Igor!
Felicidades por tu magnífico relato, enfocado a recriminarnos a los componentes de la Generación Maldita nuestro paso a la Historia de los Mundos como un devastador fiasco.
Un abrazo.
Hola, Igor, muy bueno, fantasía con tintes de realidad y muy creíble. Me gustó. Te felicito.
Un abrazo. 🤗
Creo que para alterar la vida de la Tierra (terminar con ella es algo que al hombre le sería una labor fuera de su alcance) no se necesita que venga nadie de fuera. Nosotros nos bastamos y sobramos. Pero sea como sea, tu micro muestra una situación muy distópica y me ha gustado mucho.
Un abrazo.
Hola Igor, pues ya es mala suerte tanto para el protagonista por esa constelación maldita. Como para toda la tribu que tenga que trabajar de sol a sol. Bien cobtado un saludo
Estupendo, Igor. Un micro desencantado y crítico, con un giro final muy potente. Me ha gustado mucho.
Este escrito es un fragmento de ciencia-ficción distópica con alma de mito ancestral, oscuro y asfixiante. El mundo ya está muerto y lo que queda es una tribu de esclavos que vive bajo un cielo que los condena desde el nacimiento. La idea de que tu destino esté sellado por la constelación que te asignan al nacer es brutal, pero llevarte la Constelación Maldita (Monoceros, el unicornio invisible) porque tu mero nacimiento ya era considerado una catástrofe… eso es crueldad poética pura. Hay una atmósfera de fatalidad antigua, casi bíblica, mezclada con un postapocalipsis espacial muy sólido: aire podrido, agua metálica, dioses extraterrestres que se hacen pasar por celestiales y exprimen a los humanos hasta la última gota. Y el narrador, marcado desde la cuna como origen de todo mal, es el apestado definitivo en un mundo que ya no tiene salvación posible. Es breve, pero te aplasta: te mete en la piel de alguien que nunca tuvo ni la más mínima esperanza. Te deja con la sensación de respirar polvo y resignación. Muy potente, muy negro, muy bien escrito. Me encanta el sabor amargo que deja.
Saludos.
Hola, Igor. Un relato oscuro por todo lo que significa para la civilización. Muy bien hecho.
¡Hola! Un relato sombrío y cargado de mito y leyenda. No conocía esta constelación y esto que he aprendido nuevo gracias a tu relato. Como apasionada del género de terror, me llamó mucho la atención el título y, sí, es lo bastante siniestro.
Gracias por participar en el microrreto.
Un abrazo.
Hola Igor. Pensaba que sería un meteorito el que destruiría la Tierra pero el final me ha sorprendido. El protagonista carga con una culpa que no le corresponde, pero ya se encargaron los suyos de marcarlo al nacer. La superstición encuentra explicaciones para todo. Un abrazo.
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