Le obligaron a mendigar primero y a robar después, y lo aceptó. Tuvo que prostituirse, y no protestó. Pero cuando le ofrecieron un puesto junto a ellos, emergió su sed de venganza. "No es por mí", les dijo mientras acababa con ellos, "es por los que vendrán ahora".
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Con este nanorrelato participé en las XI Microjustas Literarias de OcioZero.
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