Aquel dios de segunda ganó el certamen de planetas con su sorprendente creación azul. El dios marciano, sabedor de que su rival le había plagiado, y superado, arrasó furioso su propia obra, pero colocó en la de su vecino un parásito que terminaría devorándola: la Humanidad.
La Tierra y Marte |
2 comentarios:
!!Hola,igor!!
Quizás deberían usar la estrategia de reducir su virulencia de tal manera que llegaran a convertirse en mutualistas de su hospedador.De esta forma pasarian de ser simples parásitos mal adaptados a unos parásitos triunfadores y exitosos.
Pienso que seria una buena jugada para ganarle la partida al dios marciano.
Me han gustado mucho tus relatos.Besos.
Muchas gracias!!!
:-)
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