24 ago 2011

"Las ofrendas" (relato)

El lugar se encontraba a las afueras de la ciudad, prácticamente en pleno monte. Se trataba de un enorme túmulo de tierra y piedra erigido sobre la tumba de un antiguo héroe ya olvidado. En su superficie rocosa podían distinguirse extraños símbolos tallados en tiempos inmemoriales. Estos símbolos estaban situados en torno a un dibujo central, a modo de centro gravitatorio, en el que se podía ver una especie de pulpo gigante y amorfo, en cuyos tentáculos sujetaba diversas extremidades y otras partes de la anatomía humana, aparentemente arrancadas de sus legítimos dueños. Aunque ya nadie sabía de cuándo databa tan espeluznante obra, los más viejos del lugar aún recordaban viejas historias que contaban cómo acudían a ella, a modo de peregrinación, los tullidos y los mutilados de las guerras antiguas. Con el tiempo, el asunto acabaría degenerando y quienes se plantaban ante el monolito, acababan automutilándose y presentando una sangrienta ofrenda, como si se encontraran ante un cruel dios. En poco tiempo, se creó la leyenda de que a quien fuera generoso con su ofrecimiento, recibiría sugerentes obsequios y agasajos por el resto de su vida, y que quien otorgara el mayor y más espléndido sacrificio, podría llegar incluso a convertirse en un nuevo dios.

Cierto día, se presentó un extranjero, atraído por la extraña historia. Antes que él, miles se habían cortado ya dedos y falanges, manos y brazos, pies y piernas enteras. Algunos llegaron a arrancarse una oreja, otros se amputaron la nariz y hasta los labios, y hubo quien se atrevió a trincharse uno de sus ojos. Hablaban de mujeres que se cortaron sus generosos senos, y de hombres que se atrevieron a seccionarse su propio miembro viril... De ninguno se decía que hubiera conseguido el éxito en la vida. Al contrario, todavía podía verse alguno de aquellos desgraciados mendigando por las oscuras y sucias esquinas de la ciudad, con el cuerpo mutilado y la mente destrozada. Sin embargo, seguían acudiendo los temerarios, locos y ambiciosos sin escrúpulos, ante aquel monumento a la desdicha. El extranjero, situado ante el túmulo, dedicó varios minutos a pensar en sus antecesores. Ninguno había tenido tantas agallas como él. Su ofrenda no podría ser ignorada por aquel dios tan exigente y desalmado. Empuñó su espada y se cercenó a sí mismo la cabeza.

Ilustración de Claudio Cerdán realizada expresamente para este relato (en la web de Chusticieros)
 
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"Las ofrendas" quedó el tercer clasificado en el I Concurso de Relatos 'Chusticieros'. Entre los requisitos del concurso estaba la necesidad de incluir las palabras "Dios" y "Mutilados" en el relato, dado que en el concurso colaboraba de forma activa el autor Claudio Cerdán, promocionando su novela "El Dios de los mutilados" (de la que se puede leer un avance aquí).


Como parte del premio por el tercer puesto, el propio autor Claudio Cerdán realizó una ilustración exclusiva para el relato. El relato se puede leer también en la web de Chusticieros y recientemente lo he colgado en la web Literatura Nova, donde se puede descargar en pdf.

ACTUALIZACIÓN (06-12-2011): El relato está también colgado en la red social literaria Falsaria

ACTUALIZACIÓN (25-02-2015): Es uno de los relatos que forman parte de mi libro 'Pequeños momentos breves'.

http://rodtem.blogspot.com.es/2011/12/pequenos-momentos-breves.html

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