Se enfrentaban al fin del mundo. El planeta se deshacía, literalmente, en pedazos. Y, sin embargo, algunos seguían aferrados a sus ideas sin sentido que, en breve, desaparecerían sin dejar rastro en la nada del Universo. Y se aferraban, más bien se fundían, a sus bienes materiales que, en cuestión de meros instantes, pasarían a tener el mismo valor que cualquier otro átomo insignificante.
© Igor Rodtem |
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Microrrelato creado a partir de la cita de esta semana.
1 comentario:
Buen trabajo. Insignificante, también...
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