Negro. Ése era el color de su alma. Sin embargo, tenía las manos teñidas
de rojo.
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Escribo sobre lo que me da miedo, me fascina o me emociona. Cuento mentiras que se vuelven realidad al empaparse con tinta. A veces, las ideas me obsesionan. Otras veces, las obsesiones me dan ideas. Mi nombre es Igor Rodtem y, cada 11 de junio, renazco de mis cenizas en Bilbao.
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