Mostrando entradas con la etiqueta relatos. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta relatos. Mostrar todas las entradas

24 jul 2014

"El monstruo bajo la cama" (relato)

“Con qué miedo escuchaban los monstruos 
bajo la cama el cuento que leía a su hijo
 Edgar Allan Poe”

José Luis Zárate, escritor mexicano


    La madre apagó la luz y abandonó la habitación cerrando la puerta tras de sí. El niño se acurrucó bajo las mantas, temblando pero no de frío, sino de inconmensurable pavor.

    Tenía un temor desorbitado hacia el monstruo que, desde hacía unos escasos días, se había instalado y habitaba bajo su cama. Aún no había podido verlo, pero sabía que estaba allí noche tras noche, babeante y peludo, esperando para atacarle por sorpresa, y comérselo con sus afilados y amarillentos dientes de monstruo. Estaba seguro de haberlo oído arrastrarse por el suelo en más de una ocasión, cada vez más cerca, cada vez más ansioso. En cualquier momento se le echaría encima, y entonces el niño no podría hacer ya nada para defenderse.

    En mitad de la oscuridad, el niño escuchaba atentamente, alerta ante cualquier sonido. Casi imperceptiblemente, pudo oír un pequeño ruido, un suave rasgueo sobre la madera del suelo. Un ris-ras leve pero constante, que avanzaba y avanzaba...

    Bajo la cama del niño, el monstruo, como todas las noches anteriores, intentaba no hacer ruido mientras se arrastraba por el rugoso suelo, pero en mitad del silencio nocturno, sus movimientos se hacían evidentes.

    Unos pocos días atrás, y sin saber cómo, el monstruo había llegado a la habitación del niño a través de un portal dimensional, procedente de un extraño y lejano mundo poblado de seres atroces e inimaginables. Por el día, la luz cegaba e impedía el movimiento al monstruo, pues allí de dónde venía la oscuridad reinaba eternamente, y por eso se escondía en un rincón bajo la cama, perfectamente oculto ante cualquier mirada. Por la noche, el monstruo podía moverse con libertad, aunque sabía que no se encontraba solo en la habitación. No comprendía lo que había ocurrido ni cómo había podido llegar allí, pero sí notaba que allí había alguien con él, un ser completamente desconocido que reposaba sobre él. Oía la acelerada respiración de aquel ser y sus frecuentes gemidos mientras se revolvía sobre la cama. Captaba el fuerte olor de su abundante sudor y otros más sutiles y dulzones. Aún sin ver al niño, el monstruo podía visualizarlo en su mente.

    Todas las noches desde que llegó allí, el monstruo se arrastraba por el suelo, pero no en busca del niño, sino de la puerta. El ser desconocido que reposaba sobre él, lejos de resultarle apetitoso, le producía un temor irracional. Le daba miedo que pudiera descubrirle. Le daba miedo que pudiera matarlo. Le daba miedo que pudiera comérselo.

    Mientras el niño se revolvía en la cama, y apenas podía dormir dominado por la angustia y el temor, el monstruo se afanaba en buscar la manera de huir de allí lo antes posible.

'The Black Cat', por Gino Severini

10 may 2014

"Renacimiento" (relato - fan fiction)

Superman sobrevuela las ruinas abandonadas de Metropolis. Hace más de tres siglos que ya nadie vive allí, ni en ninguna otra parte del planeta. Una devastadora guerra mundial acabó con la Humanidad y Superman no pudo evitarlo. El superpoderoso kryptoniano fue apenas un títere en manos de los desquiciados gobernantes del mundo. Las bombas nucleares y las armas químicas no pudieron con él, pero supusieron el fin de la mayor parte de formas de vida de la Tierra. Superman asistió con lágrimas en los ojos a la muerte del último ser humano, una muchacha neozelandesa de apenas veinte años que murió en sus brazos, entre convulsiones y estertores agónicos.

Después de aquello, y durante décadas, la vida en el planeta fue prácticamente imposible, salvo para unas contadas especies vegetales, algunos hongos y bacterias, unos pocos insectos y ciertos peces abisales. Muy lentamente, la Naturaleza fue retomando su pulso. Superman era paciente, solo era cuestión de tiempo. La calidad del aire fue mejorando. Después de trescientos años, Superman volvía a respirar.

Voló rumbo a su hogar, la Fortaleza de la Soledad, situada en el Ártico. "Ha llegado el momento", pensó. Se dirigió a una de las salas congeladas. Allí, un par de docenas de embriones humanos en avanzado estado de gestación permanecían ultracongelados en un fluido semitransparente. "En unas pocas semanas seréis los primeros de una nueva Humanidad", pensó Superman, "y esta vez lo haréis bien".

Superman pulsó una serie de botones y los embriones se descongelaron. "Lo haréis bien. Me tendréis como ejemplo. Seré vuestro nuevo Dios".

Christopher Reeve, como Superman

31 mar 2014

"La cazadora del bosque" (relato)

Acechaba a sus víctimas en la entrada del bosque. Apenas les dejaba avanzar unas yardas, pues su sed de sangre y semen de varón le hacía actuar con avidez. Ya fueran hombres solitarios o un grupo numeroso, los acechaba un breve instante y enseguida se avalanzaba sobre ellos. Los violaba con frenético gozo y, en el momento del orgasmo, les clavaba sus garras en el pecho y les mordía vorazmente en el cuello, succionándoles la sangre caliente a la vez que recibía su no menos caliente semilla. Era un súcubo, una bella y mortífera diablesa extraviada en el reino de los mortales, que había hecho de aquel frondoso bosque su hogar. De día o de noche, siempre estaba alerta ante cualquier desconocido que osara entrar en sus dominios. No echaba de menos su antiguo hogar, aquel profundo averno donde tan solo era un ser maldito más, una sirviente sexual del lujurioso Asmodeo, uno de los señores del Infierno. Allí era la reina de aquel bosque, donde no le faltaba alimento.

Un día soleado de marzo, tras una copiosa lluvia nocturna, un esbelto caballero se detuvo a la entrada del bosque. El súcubo se relamió tras unos matorrales, pero el caballero no avanzó. Se bajó de su montura pero permaneció estático en el camino que se adentraba en la arboleda. Las ansias del demonio la obligaron a hacer lo que no había hecho desde que llegó a aquel lugar: abandonar la seguridad de la espesura. No le importaba, aquel era tan solo un pobre mortal, que no podría resistirse a su belleza y sensualidad. Sería suyo muy pronto.

Una preciosa dama de largos cabellos castaños se presentó ante el caballero, completamente desnuda, voluptuosa, irresistible, seductora... El hombre apenas se inmutó pero el caballo se inquietó, percibiendo con un sexto sentido la maldad de aquel ser, y el caballero lo dejó marchar.

—Ven a mí... –dijo ella, como tantas otras veces había hecho.
—Tus artes infernales nada valen contra mí –respondió el caballero, seguro de sí mismo–. He sido bendecido para poder enfrentarme a ti.
—Las bendiciones poco te funcionarán conmigo –rió el demonio, acercándose a él lentamente. Sus pezones erectos apuntaban hacia el caballero, quien podía notar perfectamente la humedad y el calor que emanaba del sexo rasurado de ella.
—No lo entiendes, demonio –replicó él, cuando ya la tenía casi encima–. He sido castrado y mis órganos ofrecidos en sacrificio a tu señor Asmodeo, quien reclama tu regreso.

Le clavó entonces la espada en el abdomen, ante la atónita mirada de ella. Su sangre le salpicó, corroyendo la armadura y quemándole la piel de su desnuda cara. Un angustioso grito le ensordeció al instante. Tras la dama, que se revolvía y agitaba violentamente mientras su cuerpo empezaba a transformarse en un conjunto de malformaciones horrendas, el bosque comenzó a arder. El caballero retiró la espada y dio unos pasos hacia atrás. Aquel ser que tenía ante él, muy lejos ya de parecerse a una mujer sensual y llena de lascivia, se restregó por el suelo e intentó avanzar hacia su seguro hogar pero el bosque, envuelto ahora en llamas, ya no le pertenecía. Una enorme sombra se atisbaba entre el fuego y los crepitantes árboles. Una voz gutural se alzó sobre el lugar:

—Ven a mí, pequeña –Asmodeo la reclamaba.

Rusalka, por Ivan Bilibin, 1934 (fuente: Wikipedia)

16 ene 2014

"Bola 8" (relato)

Había embocado las siete bolas rayadas de forma magistral, una tras otra, ante la atónita mirada de mi rival, que poco podía hacer. Pero la fatídica bola 8 se resistía a entrar en su tronera y, poco a poco, fui perdiendo mi ventaja. Mi tranquilidad inicial se convirtió en el temido vértigo de quien se ve ganador demasiado pronto y no consigue rematar la faena. Mi contrincante se había ido creciendo y a mí me temblaban ya las manos. Y la maldita bola 8 seguía sobre el verde. Apuré mi botellín de cerveza de un largo trago, cerré los ojos y visualicé la siguiente jugada: la fuerza y el ángulo de tiro, los rebotes de precisión milimétrica a tres bandas, el suave golpeo a la bola negra, y esta dirigiéndose perfectamente a su tronera... Contuve la respiración y ejecuté el movimiento. El golpeo fue perfecto y la bola acabó rodando, lenta pero inexorablemente, a la boca del lobo. Sin embargo, se detuvo antes de caer, tambaleándose en un precario equilibrio justo en el borde... Se me escapó todo el aire contenido en un suspiro de rabia y consternación. Y entonces...

Siempre dejo la historia en este punto, que cada cual imagine el final. A la mayoría le gusta pensar que la bola acabó entrando, gracias al suspiro que exhalé. ¿Realmente importa? Lo que recuerdo con más intensidad es aquel preciso momento, aquel instante lleno de incertidumbre por el resultado, aquel anhelo por la ansiada victoria y el miedo ante una decepcionante derrota. Ahí me sentí como nunca antes, plenamente vivo, cargado de adrenalina y tensión. Una sensación mucho más poderosa que la que podría sentir con la alegría de la victoria. Lo sé.

(fuente de la imagen: Wikipedia)

--------------------------------------------------------------------------

No soy aficionado al billar. Apenas habré jugado un par de veces cuando era adolescente (hace eones). Espero no haber utilizado terminología no adecuada al tema. Pero tengo un antiguo compañero de clase con el que tuve el placer de reencotrarme hace unos días (en una mítica y memorable reunión de ex-alumnos) y que es un experto billarista (¿se dice así, jeje?), y ha acabado (sin él saberlo) por inspirarme el relato, lo cual agradezco, porque ando seco de ideas... Así que te dedico el relato, Alex, a ver qué te parece.

16 oct 2013

"El cadáver del crío os espera en el canal" (relato)

    Ya habíamos revisado el canal varias veces, y no habíamos encontrado nada. Estaba convencido de que el pobre muchacho no estaba allí, pero en mala hora el capitán hizo caso a aquella estúpida adivinadora. "El cadáver del crío os espera en el canal", dijo como si estuviera revelando un secreto ancestral. "Tened mucho cuidado", añadió después. Y una mierda. Seguro que los padres tenían razón y el niño tan solo se había escapado, como había hecho otras veces antes. En un par de días volvería, avergonzado y pidiendo perdón, como si lo viera... Pero ahora nos tocaba de nuevo, a los pobres agentes de azul, pringarnos de barro y mierda hasta el cuello. Y todo por culpa de la maldita adivinadora...

    No lo vi venir. Una sombra gris, difusa, se me lanzó al pecho y me mordió -más tarde comprobaría que me había arrancado el pezón izquierdo- y apenas pude reaccionar. Saqué mi arma reglamentaria y vacié el cargador. Cuando acudieron mis compañeros, perdí el conocimiento, no sin antes oírles gritar "¿Qué has hecho, imbécil?".

    Homicidio involuntario, gracias a un jurado benevolente, aunque el juez y los padres se quedaron con ganas de más. Perdí la placa; para siempre, claro. Siete años en chirona, que hubieran sido más sin "buen comportamiento". Una nueva vida. Una nueva muerte.

    Estoy de nuevo en el canal. No ha cambiado nada en todo este tiempo. El mismo olor a mierda de siempre. La adivinadora tampoco había cambiado mucho. Pero ahora sí. Ya no grita, casi se ha desangrado del todo. Aún saboreo su pezón izquierdo en mi boca.

    No fue perder mi trabajo ni los años entre rejas. Algo me cambió el día que maté al muchacho, cuando me mordió. Mi hogar está ahora aquí, en el canal. Espero que pronto vengan a buscarme...

------------------------------------------

Este relato fue presentado al 'Certamen166 XVZ' de Etravaganzia.

Extravaganzia

12 feb 2013

"Y la luna se independizó" (relato)

Aunque diplomática, fue una larga y dura batalla hasta conseguir la independencia de la Tierra. Durante los últimos doscientos años, las colonias comerciales de la Luna habían ido adquiriendo cada vez más poder en los ámbitos económico, político y militar, hasta que fueron conscientes de que no solo habían crecido tanto como para competir con las grandes corporaciones terráqueas, sino que incluso ostentaban más poder que las principales naciones del planeta. Había llegado el momento de romper aquellos vínculos de sumisión que conservaban desde los primeros días de colonia mercantil.

Al final de la contienda, la floreciente economía lunar se había centrado principalmente en el suministro a la Tierra. Esta, por su parte, agonizaba agotada e inerte, incapaz de generar ya más materias primas. Dependía de los productos generados artificialmente en la Luna, pero la desunión entre los diferentes países y la progresiva decadencia económica del planeta, les llevó a perder toda hegemonía sobre el satélite.

El tratado entre selenitas y terráqueos se firmó en una de las viejas urbes europeas, ya abandonada, y los dirigentes visitantes no demoraron su regreso a casa una vez logrado su objetivo. Sin embargo, al poco de abandonar la atmósfera terrestre unas gigantescas planchas acristaladas comenzaron a desplegarse sobre el planeta. En unos pocos minutos, a una velocidad vertiginosa, habían cubierto completamente el planeta, por encima de la última capa atmosférica, a modo de funda protectora, transparente e impenetrable. Justo antes del cierre definitivo, un mensaje fue enviado desde la Tierra a los habitantes de la Luna:

“Este es nuestro último comunicado. A partir de ahora, y de forma voluntaria, nos quedamos incomunicados. No intentéis traspasar la frontera, es imposible. Ya no adquiriremos más vuestros productos, no los necesitamos. Tenemos unos nuevos proveedores, unas nuevas colonias... En los fondos oceánicos.”



---------------------------------

Este relato participó en el certamen semanal (# 140) de Extravaganzia. La extensión máxima era de 300 palabras, y había que usar las palabras clave "crecer", grande" y "luna".

14 ene 2013

"La grieta en el frío" (relato)

Cuando despertó, lo primero que sintió fue un intenso frío. Un aire gélido cubría su desnudo cuerpo. Palpó el suelo sobre el que se encontraba tumbado, boca abajo, y notó una resbaladiza superficie congelada. Alzó la vista y, en la penumbra de la noche, pudo comprobar que la capa de hielo se extendía por todas partes a su alrededor, lo que le llevó a pensar que se encontraba sobre la superficie congelada de un lago, aunque no era capaz de recordar cómo había llegado allí.
 
Entonces se produjo un cambio en el hielo: una pequeña grieta hizo su aparición y, poco a poco, fue creciendo hacia él, lenta pero inexorablemente. Echó a correr, huyendo de la zigzagueante y cada vez mayor abertura en el suelo, pero a los pocos pasos perdió el equilibrio, cayendo de bruces sobre la superficie lisa y extremadamente fría. La grieta continuó su imparable avance, acercándose cada vez más. Se atrevió a mirar osadamente en su interior mientras intentaba incorporarse, pero en lugar del agua oscura y aterradora que esperaba vislumbrar, se encontró con un vasto e infinito vacío. Como hipnotizado, se arrodilló sobre el hielo y observó la extensión sin fin que tenía ante sí. La grieta detuvo su avance, tan silenciosamente como había dado comienzo pero, sin embargo, él se dejó caer en su interior, ensimismado y sin aliento...
 
En la nave espacial el comandante de la misión se lamentaba por la pérdida de uno de sus astronautas que, por accidente, había golpeado el visor de su casco mientras se encontraba en una operación en el exterior de la nave. La pequeña grieta provocada por el golpe fue creciendo de forma imparable, dejando escapar el oxígeno vital antes de que el astronauta pudiera regresar al interior, provocando primero su desvanecimiento, y finalmente, su muerte.

------------------------------

Mi relato "La grieta en el frío" ha terminado en tercer lugar en el certamen semanal (139 XVZ) de Extravaganzia. Cuelgo en el blog una versión revisada del mismo, y desde aquí agradezco los apuntes y recomendaciones que me han hecho diversos usuarios de Extravaganzia.
 


6 ago 2012

Premios y menciones

Aunque escribir ya es un placer en sí mismo, también es innegable que agrada que un texto tuyo sea alabado, y no digamos ya que sea seleccionado para su publicación o incluso que llegue a ganar un certamen literario.

En la sección "Premios y menciones" destaco todas esas ocasiones en que una de mis pequeñas creaciones ha brillado con luz propia:


2009

- “El Maestro Relojero (relato) - Finalista en el 'Certamen de Cuentos de Relatos de Terror, 2009' de Ediciones Fergutson. Se publica en la antología de relatos "Dios muere, Dios nace".

- “Amistad perdida (microrrelato) - Semifinalista en el 'Certamen de Noviembre de 2009 (Microrrelatos)' de Ediciones Fergutson. Se publica en la antología de microrrelatos "Supervivencia".

-----------------------------------------------------

2010

- “En breve estarán con nosotros (microrrelato) - Finalista en el 'I Certamen de Microrrelatos de Terror ‘Artgerust’ – Homenaje a Edgar Allan Poe' de Artgerust. Se publica en la antología de microrrelatos "100 Microrrelatos de Terror. Homenaje a edgar Allan Poe".

- “Necesito regresar (microrrelato) - Semifinalista en el 'I Concurso de Microrrelatos ‘Lluvia de Palabras’' de Poesías y Reflexiones.

- “Las ofrendas (relato) - 3er puesto en el 'Concurso de Relatos ‘El Dios de Los Mutilados’' de Chusticieros. Se publica en la web de Chusticieros + ilustración de Claudio Cerdán.

- “Un nuevo día (microrrelato) - Seleccionado para su publicación en el 'III Premio ‘Algazara’ de Microrrelatos 2010' de Editorial Hipálage. Se publica en la antología de microrrelatos "Cuentos alígeros".

-----------------------------------------------------

2011

- “Soldados caídos (microrrelato) - Preseleccionado en el concurso 'Twitteratura' de Hipermédula. Se publica en la web de Hipermédula.

- “El desescribidor de historias (relato) - 3er puesto (en la votación del Jurado) en el 'VI Concurso de Relatos ¡¡Ábrete Libro!! (primavera)' de ¡¡Ábrete Libro!!. Se publica en la antología de relatos "Aromas de papel".

- “Twitter es como la llegada a la Luna: un pequeño paso para el hombre, pero un gran salto para la Humanidad (escrito en Twitter) - Seleccionado para su publicación por Fnac. Se publica en el libro "140".

- “La historia del hombre que necesitaba el sol” (relato) - GANADOR en el '3er Concurso de Sant Jordi de ‘La Era del Caos’ (sección Relato Corto)' de La Era del Caos. Premio: lote de libros, comics, figuras...

- “La escalera de un millón de escalones (relato) - Finalista en la 'IV Muestra Cryptshow Festival de Relato de Terror, Fantasía y Ciencia Ficción (2011)' de Cryptshow Festival. Se publica en la antología de relatos "Cryptonomikon # 4".

- “El monstruo bajo la cama [versión reducida] (relato) - Semifinalista en el 'I Concurso de Microrrelatos ‘La Cesta de las Palabras’ - temática: La Noche' de La Cesta de las Palabras. Se publica en la antología de microrrelatos "Misterios para el sueño".

- “La última función (microrrelato) - Seleccionado en el 'II Certamen de Microrrelatos sobre el Cine ‘Arvikis Dragonfly’' de Raíces de Papel. Se publica en la antología de microrrelatos "Deseos humanos".

- "Historia sobre una premonición" (relato) - Seleccionado en el 'Concurso de Relatos ‘Kit-Book’ (septiembre 2011)' de Kit-Book. Se publica en la antología de relatos y poemas "Relatos. Voltea. Poemas".

- "El nuevo miembro de la sociedad" (microrrelato) - Seleccionado en el 'I Concurso de Microrrelatos ACEN' de ACEN (Asociación Cultural de Escritore/as Noveles). Se publica en la antología de microrrelatos "Bocados sabrosos".

- "Un viajero llegó a una posada: Vampiros" (microrrelato) -  Finalista en la '1ª Convocatoria miNatura Edciones' de miNatura. Se publica en la antología "El día de los cinco Reyes y otros cuentos".

- “El señor Spam (microrrelato) - Preseleccionado en el concurso 'Tweek' de Hipermédula. Se publica en la web de Hipermédula.

- “Al despertar (relato) - Seleccionado en el 'II Concurso de Microrrelatos ‘La Cesta de las Palabras - temática: Leyendas' de La Cesta de las Palabras. Se publica en la antología de microrrelatos "Leyendas".

- “La ciudad de la luna(relato) - Seleccionado en el “Concurso de Relatos ‘Kit-Book’ (noviembre de 2011)” de Kit-Book. Se publica en la antología de relatos y poemas "Relatos de tus poemas".

-----------------------------------------------------

2012

- “La chica de la piscina (microrrelato) - Seleccionado para su publicación en el 'II Premio de Microrrelatos Temáticos (Anhelos y deseos: conseguir los sueños)' de Editorial Hipálage. Se publica en la antología de microrrelatos "Conseguir los sueños".

- Barra Contrabarra (X) (relato) - Seleccionado para publicación en el 'Concurso Literario Erótico Eros en la Fragua' de La Fragua del Trovador. Se publicará en una antología de relatos.

- La Gran Nariz (relato) - Seleccionado para publicación en la 'Convocatoria de relatos cortos Con un par de narices' de La Esfera Cultural. Se publica en la antología de relatos 'Con un par de narices'. y se graba una narración oral del relato.

- “El tren” (microrrelato) - Ganador del “Certamen # 117 XVZ (microcuentos)” de Extravaganzia.

Comida para perros (relato) - Finalista del “Concurso Sopa de Relatos” de Sopa de Relatos. Se publicará en una antología.

27 may 2012

Textos destacados en 'Lo innombrable y yo'

Algo más de nueve meses después de haber comenzado este blog y tras 212 posts (en los que se incluyen 7 relatos, 14 microrrelatos y un buen puñado de nanorrelatos -haciendo una distinción bastante personal entre cada formato-), creo que es buen momento para indicar los relatos/microrrelatos/nanorrelatos destacados (concretamente, aquéllos que, por una razón u otra, se han llevado más visitas):

- "Bajo la lluvia" (nanorrelato). Publicado en el blog en 7-4-2012. 84 visitas.
- "La Gran Nariz" (relato). Publicado en el blog en 18-4-2012. 53 visitas.
- "No haber nacido" (nanorrelato). Publicado en el blog en 17-2-2012. 51 visitas.
- "M'sicæ (la melodía y el hada)" (microrrelato). Publicado en el blog en 15-9-2011. 51 visitas.

22 may 2012

"La Gran Nariz" (relato)

En los confines del universo conocido, una extraña raza humanoide habitaba un pequeño planeta semidesértico. Estos seres, cuyo principal rasgo facial era la ausencia absoluta de apéndice nasal, adoraban sin embargo a lo que ellos consideraban el dios supremo sobre toda la creación: la Gran Nariz Torcida.

Un día, que en aquel planeta duraba cuarenta y dos horas, un grupo de aquellos inquietos seres decidieron, con un par de narices, realizar la Gran Rinoplastia Planetaria, y enderezar todas y cada una de las narices torcidas de las miles de esculturas y pinturas que representaban a su dios absoluto.

—¿Por qué lo hacéis? –les preguntaban los demás.—Estamos dándole a la Gran Nariz –respondían ellos, que se hacían llamar los Cirujanasos– la perfección que le falta.

Durante una semana, que en aquel planeta duraba también siete días, aunque sólo tres eran laborables, realizaron un arduo y concienzudo trabajo enderezando miles de narices torcidas. Finalmente, tan sólo quedó una por arreglar: la llamada Nariz Original, un monstruoso túmulo de casi un kilómetro de altura que, según la leyenda, era la auténtica nariz de su dios,

petrificada hacía eones, y que volvería a la vida tras el Día del Estornudo Final.

Esta última tarea les llevó una nueva semana más pero, finalmente, la Nariz Original quedó también perfectamente enderezada. Cuando el grupo de Cirujanasos se estaba felicitando mutuamente, un profundo temblor recorrió todo el planeta. Un instante después, un viscoso fluido de color verdoso comenzó a manar de los enormes orificios nasales. Un enorme y asqueroso moco empezó a cubrir entonces la superficie del planeta.

De vez en cuando, y con la excusa del aniversario del Big Bang, los diferentes dioses estelares se reunían para compartir experiencias. Como en cualquier celebración que se precie, siempre había alguno que daba la nota. En aquella ocasión le tocó a la Gran Nariz Recta (antes Torcida) que comió y bebió como un loco, sin ningún tipo de control o moderación. Entre bocado y trago, se le oía gritar “Por el Gran Moco, jamás he tenido las narices tan despejadas. ¡Qué aromas!”

-----------------------------------------------

Este relato participó en certamen de relatos 'Con un par de narices' de La Esfera Cultural, y fue seleccionado como finalista, formando parte del correspondiente libro recopilatorio.

Además (y es la primera vez que uno de mis textos se ven en algo así), está disponible la narración sonora del relato (por parte de La Voz Silenciosa).


1 may 2012

Resultados del VII Certamen de Relatos de ¡¡Ábrete Libro!! (Primavera)

Ya están los resultados del VII Certamen de Relatos de ¡¡Ábrete Libro!! (Primavera), en los que a mi relato "Tercer asalto" no le ha ido demasiado bien (de hecho, ya le he condenado a cambiarle el final...).

¡¡Ábrete Libro!! es un foro literario en el que se convocan dos certámenes de relatos al año (en primavera de tema libre, y en otoño de carácter temático, con un tema elegido por votación entre los propios foreros). Como foro que ese, los relatos partícipes en el certamen se exponen y pueden ser comentados.

Los ganadores:

Votación del jurado:
1º (ganador): "El lord", escrito por Ciro.
2º: "El tonto, la vaca y la vida", escrito pot Emisario.
3º: "Cristina", escrito por El ultimo, y "El guajolote peregrino", escrito por Jilguero.

Votación popular:
1º (ganador): "Donde se temen los nombres", escrito por Meiko.
2º: "El lord", escrito por Ciro.
3º: "El guajolote peregrino", escrito por Jilguero y "Volver, con la frente marchita", escrito por Berlín.

Enhorabuena a todos ellos y al resto de participantes, que ha habido un nivel muy alto en el certamen.






18 abr 2012

"La Gran Nariz" (relato)

En los confines del universo conocido, una extraña raza humanoide habitaba un pequeño planeta semidesértico. Estos seres, cuyo principal rasgo facial era la ausencia absoluta de apéndice nasal, adoraban sin embargo a lo que ellos consideraban el dios supremo sobre toda la creación: la Gran Nariz Torcida.

Un día, que en aquel planeta duraba cuarenta y dos horas, un grupo de aquellos inquietos seres decidieron, con un par de narices, realizar la Gran Rinoplastia Planetaria, y enderezar todas y cada una de las narices torcidas de las miles de esculturas y pinturas que representaban a su dios absoluto.

—¿Por qué lo hacéis? –les preguntaban los demás.—Estamos dándole a la Gran Nariz –respondían ellos, que se hacían llamar los Cirujanasos– la perfección que le falta.

Durante una semana, que en aquel planeta duraba también siete días, aunque sólo tres eran laborables, realizaron un arduo y concienzudo trabajo enderezando miles de narices torcidas. Finalmente, tan sólo quedó una por arreglar: la llamada Nariz Original, un monstruoso túmulo de casi un kilómetro de altura que, según la leyenda, era la auténtica nariz de su dios,
petrificada hacía eones, y que volvería a la vida tras el Día del Estornudo Final.

Esta última tarea les llevó una nueva semana más pero, finalmente, la Nariz Original quedó también perfectamente enderezada. Cuando el grupo de Cirujanasos se estaba felicitando mutuamente, un profundo temblor recorrió todo el planeta. Un instante después, un viscoso fluido de color verdoso comenzó a manar de los enormes orificios nasales. Un enorme y asqueroso moco empezó a cubrir entonces la superficie del planeta.

De vez en cuando, y con la excusa del aniversario del Big Bang, los diferentes dioses estelares se reunían para compartir experiencias. Como en cualquier celebración que se precie, siempre había alguno que daba la nota. En aquella ocasión le tocó a la Gran Nariz Recta (antes Torcida) que comió y bebió como un loco, sin ningún tipo de control o moderación. Entre bocado y trago, se le oía gritar “Por el Gran Moco, jamás he tenido las narices tan despejadas. ¡Qué aromas!”

---------------------------------------------------

Este relato ha sido seleccionado en el Certamen "Con un par de narices", de La Esfera Cultural, y será publicado en una antología. El ganador del certamen ha sido David Gambero, con el relato "Por una nariz", de bella factura.


ACTUALIZACIÓN (27-5-2012): Es la primera vez que uno de mis textos se ven en algo así, pero está disponible la narración sonora del relato (por parte de La Voz Silenciosa). 

 

15 abr 2012

"Cienmanos - capítulo 29 - La grieta" (colaboración en micronovela ilustrada colectiva)

Es un crimen por mi parte no haber hablado antes por aquí de la micronovela ilustrada "Cienmanos", proyecto colectivo entre diferentes escritores e ilustradores. Hará unos meses, cuando se gestó la idea, no pude incluirme en el grupo de escritores y reconozco que posteriormente le perdí la pista al proyecto. Hace unas semanas Puri, una de las pacientes mentes tras esta locura, me invitó a participar para cubrir una baja de última hora, y no pude decir que no, por supuesto.

De mis manos ha salido el capítulo 29, estando ya en la recta final de la micronovela (en total serán 38 capítulos). La ilustración que acompaña a mi texto, y que me encanta, es obra de Javier Rubio.

A continuación os dejo con el capítulo pero os recomiendo comenzar a leer la micronovela desde su primer capítulo. La historia es intrigante desde el comienzo y va enganchando cada vez más capítulo a capítulo. Me siento realmente orgulloso de haber colaborado en este proyecto, junto a escritores e ilustradores de tanto nivel.


También podéis leer una interesante reseña del capítulo, en el blog De mis palabras y las vuestras.

---------------------------------------------------------------------------

Ilustración de Javier Rubio

Y el tiempo cobró vida de nuevo. Cuando Víctor Tim atisbó, hacía ya una eternidad, la posibilidad de viajar entre diferentes épocas, una pequeña grieta se había abierto en la hasta entonces intacta piel del tiempo. Una grieta que creció incontroladamente, primero con los viajes de Bruno y posteriormente con los de Paula, y que se alimentaba de los sueños de miles de locos y visionarios, como Salvador Dalí y Luis Buñuel, que habían logrado vislumbrar sus entrañas. A esas alturas, la grieta ya había desgarrado la piel del tiempo, hiriéndola de muerte.


A través de la grieta, Paula y los demás pudieron ver —o más bien intuir— a un grupo de seres que se afanaban en sus tareas.
—¿Qué hacen? —se extrañó Sebastián.
—Están... ¿escribiendo y dibujando? —dudó Víctor.
—Pero... ¿quiénes son? —preguntó Paula ensimismada.
—Ni siquiera yo sé mucho de ellos —respondió Melquíades—. Se llaman las Cien Manos. Relatan y dan forma al pasado, presente y futuro. Todo a la vez.
—¿Y nosotros no podemos hacer nada por cambiarlo? —inquirieron Paula y Sebastián casi al unísono.
—Al contrario —contestó Melquíades—. Lo estáis alterando a cada momento.

Paula gritó a las Cien Manos, instándoles a que dejaran de escribir y dibujar.
—No pueden —le dijo Melquíades sujetándola—. Es lo que tienen que hacer. Y están más inquietas que nunca.
Las Cien Manos se detuvieron entonces y observaron momentáneamente a sus convidados de piedra. Un sonido como de un largo y profundo trueno pareció surgir de lo más hondo de la grieta. Y las Cien Manos reanudaron su ardua tarea.

*

Los hombres calvos se taparon los oídos, ensordecidos por el trueno, y se encogieron de dolor. A su lado, el viejo permanecía inmóvil y absorto, con la mirada aparentemente perdida. En realidad, él también podía ver la grieta y a las Cien Manos. A través de la grieta observaba a Paula.

*

Paula miró atentamente en dirección a la grieta. Allí vio pasado, presente y futuro. Allí vio cómo Bruno moría a manos de los hombres calvos, y su huida desde entonces. A través de la grieta observó a aquel viejo que sujetaba el libro de los guardianes, flanqueado por los dos horribles y agonizantes hombres calvos, y supo que había llegado el momento de dejar de huir y pasar de presa a cazadora.
 
Texto de Igor Rodtem
 



1 mar 2012

"Gemelos" (relato)

Ya tienes la cena preparada, querido hermano.

Los dos jóvenes, idénticos hermanos gemelos, se sentaron a cenar en silencio, uno a cada extremo de la alargada mesa.

Mañana hablaremos sobre la herencia de nuestros difuntos padres dijeron, y se fueron, cada uno por su lado, a sus respectivas habitaciones.

Uno de ellos se acostó, incómodo y con un creciente ardor de estómago. El otro no podía dormirse. Estaba nervioso y sonreía maliciosamente, frotándose las manos. Sabía que, en cuestión de pocos minutos, haría efecto el veneno que le había suministrado a su propio hermano, disuelto en la cena que él mismo le había preparado. A la mañana siguiente, tan sólo quedaría uno de los gemelos, él, para quedarse con toda la apetitosa herencia.

Los gritos y estertores de dolor fueron terribles, y duraron mucho más tiempo de lo que él había esperado, pero finalmente cesaron y dieron lugar a un impenetrable silencio. Acudió a la habitación de su hermano y comprobó que éste había fallecido. Apenas se inmutó ante la dantesca escena, pero regresó rápidamente a su propia habitación. Allí se encendió un cigarrillo y salió al balcón para fumar apaciblemente, su rito habitual de todas las noches, justo antes de acostarse. En cuanto pisó el firme de la terraza, se oyó un sonoro crujido y, de repente, ésta se desplomó al jardín, desde no menos de diez metros de altura.

A la mañana siguiente, la policía encontró a uno de los gemelos muerto entre los escombros de la terraza desplomada. Al otro, lo encontraron igualmente muerto en su propia cama, con un terrible rictus en el rostro, y aparentemente envenenado, pero con unos misteriosos restos de polvo de yeso bajo las uñas, como si el día anterior hubiese estado enfrascado en una frenética obra.

----------------------------------------

Relato presentado al 'I Certamen de Microrrelatos de www.ventadepisos.com'.

certamen microrrelatos ventadepisos.com


Actualización (2-7-21013): Relato cogado en la red literaria Falsaria.


17 ene 2012

"El rey ciego (5 de 5)" (relato)

Los soldados encontraron a su rey tirado delante de las entradas a las cuevas. Lo recogieron y, tras comprobar que aún respiraba, se marcharon rápidamente de allí, temerosos de la llegada de algún dragón, aunque jamás confesarían tal temor. Más tarde, Kalion despertaría, y continuaría el resto del viaje al castillo llorando como un niño, lleno de tristeza, recordando lo ocurrido tras el incidente del dragón:

El dragón desapareció con la luz brillante y, en su lugar, apareció Loth, con el bebé en sus brazos, que le explicó al rey por qué los duendes rojos se habían lanzado al ataque. La razón era que Dalla había tomado, por recomendación de los magos de Kalion, un poco de sangre de duende rojo, pues ésta poseía ciertas características mágicas que le ayudarían a quedarse embarazada. Esto produjo que los duendes tuvieran una especie de instinto que los ligaba al bebé, y se sentían impulsados a ir a buscarlo. Loth también le dijo a Kalion que la sangre de los duendes había provocado que el bebé naciera ciego, por lo que ahora necesitaba los ojos del padre para el niño. Se los arrancó con sus propias manos al desdichado rey, que fue incapaz de moverse, sin duda bajo el poder del brujo. Luego le dijo que se iría muy lejos con el niño, que no se molestara en intentar seguirle, pues jamás toparía con él. Pero añadió que comprendía su dolor, por lo que le entregó un pequeño frasco con un extraño líquido azul, que deberían tomar tanto él como su esposa antes de hacer el amor, y la bella Dalla volvería a quedar embarazada.

Así lo hicieron y, nueve meses después, los reyes, y toda la población de Zilabon, recuperaron la felicidad, con el nacimiento de un nuevo príncipe, esta vez con unos preciosos ojos azules. Aunque no podía verle, Kalion era feliz al sentirle entre sus brazos y al escuchar su sonoro llanto. Había nacido el hijo del Rey Ciego.

----------------------------------------
Fin

10 ene 2012

"El rey ciego (4 de 5)" (relato)

Kalion cabalgó durante seis días, sin apenas descanso. Seguramente, de la ciudad habrían partido algunos soldados para ayudarle, pero su corcel era veloz, y sólo se detenía unos breves instantes para conseguir algo de comida, sin apenas descansar. Así, llegó sin compañía a las enormes cuevas de Marko.

Antes de que pudiera pensar siquiera qué hacer, sintió una enorme llamarada a su espalda. El calor le sofocó por un instante, pero su fiel caballo consiguió apartarle del fuego. Kalion se reincorporó y desenvainó su espada, adornada con el escudo de Zilabon. Frente a él, un imponente dragón le observaba con interés. Era del tamaño de una casa, con un cuello largo y enormes alas de murciélago. Tenía la piel escamosa, de brillantes tonos azules y verdes. Sus ojos eran dos pequeños puntos rojos y su boca, aún humeante, estaba repleta de dientes afilados. Kalion no se detuvo a pensar que era la primera vez que veía un dragón y que hasta ese momento pensaba que ya no existían, extinguidos al menos trescientos años atrás. Era presa de la furia por el rapto de su hijo, y se lanzó sin pensar hacia el monstruoso ser. Consiguió clavarle la espada en un costado, pero la enorme bestia le embistió, empujándole varios metros hacia atrás, desarmándole. Después, saltó hacia él y le soltó un zarpazo, haciendo brotar la sangre del rey, que se dolió asustado, consciente de su más que posible fin. El dragón emitió un feroz rugido, equivalente al de cien leones, y se dispuso a hincarle sus puntiagudos dientes cuando, de repente, una potente luz cegadora inundó la escena. Duró unos breves segundos, pero aturdió totalmente a Kalion, dejándole inconsciente.

---------------------------------------------

continuará...

27 dic 2011

"El rey ciego (3 de 5)" (relato)

La noche era brillante, coronada por una magnífica luna en todo su esplendor. El valle de Rosek, de una extremada anchura, fue donde finalmente se desató la cruenta batalla entre los repugnantes duendes rojos y las huestes de Kalion. El valle, antaño verde y florido, estaba cubierto ahora de cadáveres, de uno y otro bando, sobre el fango y la sangre. Y el río Myar, que lo atravesaba, sinuoso, con su cristalina y pura agua, ahora se teñía de rojo.

El ejército de Kalion era grande y poderoso, y no acusó la inactividad de los últimos años de paz. Por su parte, los duendes rojos, aunque numerosos, eran desorganizados. Por suerte para el rey, a medida que aumentaba el fragor de la batalla, pudo observar que los duendes no habían recuperado su vieja magia, cosa que le preocupaba enormemente. Los hechizos lanzados por Loth, dos siglos antes, la habían hecho desaparecer. Así, poco a poco, Kalion vio cómo la batalla se torcía a su favor, y los últimos duendes cayeron tan sólo tras unas horas de salvaje combate. Kalion había obtenido una gran victoria pero... ¿qué había movido a los duendes rojos a atacar Zilabon? ¿por qué iban en busca de su hijo, aún a riesgo de perecer, como así fue finalmente, en combate? Las tropas volvieron al campamento, a celebrar la magnífica victoria, y a cuidar a los múltiples heridos, pero Kalion regresó cabalgando a la ciudad, escoltado por una patrulla de fieles soldados. Tenía un mal presentimiento.

Al llegar a su castillo, el rey se encontró un ambiente desolador. Dalla, entre sollozos, le explicó que se habían llevado al bebé.
¿Quién? –preguntó él, pero Dalla se derrumbó entre sus brazos, llorando histéricamente.
Ha sido Loth –gritó uno de sus consejeros, y Kalion se lanzó sobre él, aún con Dalla abrazada a él.
¿Qué has dicho, insensato? –le preguntó el rey, furioso.
Ha sido Loth.

Kalion partió de la ciudad sin demora. Mientras él estaba en el valle, combatiendo la amenaza de los duendes rojos, un hombre había llegado a la ciudad, y se había llevado a su hijo. Dijo llamarse Loth y, una vez en el castillo real, lanzó un hechizo que paralizó a los presentes. A continuación, cogió al bebé en brazos y desapareció en medio de un humo negro. Parecía una locura pero, por lo visto, el mismísimo Gran Brujo Loth, que abandonó Zilabon doscientos años atrás, seguía aún vivo, y había raptado al bebé. El rey estaba como loco y sólo se le ocurría un lugar donde poder encontrar a Loth, allí donde se marchó doscientos años antes: las cuevas de Marko, al sur.

--------------------------------------------
continuará

23 dic 2011

"Una historia (casi) para contar" (relato)

Hace ya rato que tenemos puesta la radio como sonido de fondo, pero apenas presto atención a los niños de San Ildefonso, pues tengo mucho trabajo por hacer. Tan sólo cuando me percato de que cantan algún premio, afino un poco el oído, por si escucho mi numero.

Mi número. Mi décimo de lotería. Sólo juego un décimo, y compartido con mis compañeros de trabajo. Y es el primer año que juego, a mis treinta y tantos...

Ya es media mañana, bastante avanzada realmente, así que decido darme un respiro y tomarme un café bien cargado. Con la humeante taza en una mano, y el décimo en la otra, recuerdo con una sonrisa su origen.

Unos días atrás, fui con varios compañeros de trabajo a tomar unas cañas. Ya en el último bar, y una vez sentados en una mesa de la terraza, observamos una carpeta abandonada. El camarero se acercó y nos preguntó si era nuestra. La curiosidad que, entre otras cosas, mató a un millón de gatos, nos mostró un sin duda valioso iPad en su interior. Vaya putada dejarse olvidada una cosa de estas...

Cuando apenas se había disipado la espuma de nuestras cervezas, una mujer se nos acercó, bastante apurada. Ni la dejamos hablar a la pobre. Pregunta al camarero, le indicamos, lo tienen dentro. Cuando regresó, la mujer portaba una enorme sonrisa en su rostro ya más tranquilo, y un décimo de lotería en la mano, que posó sobre nuestra mesa. Tan sólo dijo gracias, y se marchó por donde vino.

Perdido en mis pensamientos, me he perdido cómo un niño repipi cantaba el gordo. ¿Es el nuestro?, pregunto. Si lo es, esto hay que contarlo...

----------------------------------------------

La historia real no fue exactamente así y, por supuesto, no tuvo ese final. Pero había que contarla...

20 dic 2011

"El rey ciego (2 de 5)" (relato)

Los magos de Kalion, ignorantes y ambiciosos, propusieron al confuso rey asesinar al niño para evitar que los duendes pudieran venir a buscarlo, pero Kalion no tenía tan negro el corazón y decidió hacer frente al porvenir. Llegó un mensajero de las aldeas de las montañas con malas y extrañas noticias: volvía a haber movimiento, inexistente durante los últimos dos siglos, más allá de las montañas, donde el bosque se funde con los pantanos. El mensajero advirtió al rey de las numerosas columnas de humo que se habían visto salir del bosque, y del constante ruido de armas al chocar, y de los monstruosos gritos y espeluznantes alaridos que escuchaban por las noches, y que ponían los pelos de punta a los aldeanos. Sin duda, los duendes rojos volvían a estar activos, y tramaban algo. Kalion no tenía duda acerca de sus intenciones, así que mandó una avanzadilla de soldados hacia las montañas, para que vigilaran todo movimiento, y con el mensaje de recomendar a los habitantes de aquellas aldeas que fueran a la ciudad a protegerse. A su vez, dio órdenes de que se preparara el gran ejército de Zilabon. Incluso pensó en mandar emisarios a los reinos colindantes, aunque sabía que sería en balde pues eran reinos muy lejanos y la batalla, de tener lugar, comenzaría –y probablemente acabaría– mucho antes de poder recibir ayuda alguna.

Los días fueron pasando y los peores presagios se iban confirmando. Los duendes rojos habían formado un ejército numeroso y se disponían a avanzar hacia el corazón de Zilabon, hacia la ciudad, donde se encontraba el pobre bebé ciego. Kalion había plantado el grosor de sus tropas a las afueras de la ciudad, y dio la orden de avanzar hacia el enemigo.

----------------------------------------

continuará...

13 dic 2011

"El rey ciego (1 de 5)" (relato)

El rey llamó a sus magos, pero éstos no estaban siquiera a la altura de meros aprendices del Gran Brujo Loth, cuya primera profecía acababa de cumplirse: Kalion, rey de Zilabon, después de largos años de matrimonio con la bella Dalla, por fin había conseguido tener un hijo, cuando ya casi lo daba por imposible. Pero el niño, como había profetizado el brujo doscientos años atrás, había nacido ciego, tenía los ojos completamente blancos.

Loth fue un excelente y longevo mago, que llegó a Zilabon procedente de las Islas Oscuras, perdidas en el riguroso Mar del Norte. Permaneció casi cuarenta años en estas tierras, a las que hizo prosperar con sus conjuros y sus secretos. Tres diferentes reyes vio pasar por el trono, y los tres le admiraron y pidieron consejo, mientras Zilabon se convertía en el reino más poderoso de todo el continente. Pero un día, Loth prosiguió su camino hacia el sur, hacia las cuevas de Marko, donde, dicen, habitan los últimos dragones. Antes de marchar, sin embargo, realizó sus dos profecías. La primera decía que, doscientos años más tarde, un viejo rey tendría un hijo varón, su primogénito tardío, que nacería completamente ciego, sin iris ni pupila. La segunda era aún más catastrófica: los duendes rojos, habitantes de los pantanos orientales, vendrían a reclamar dicho niño.

Loth se marchó, y ya jamás se le volvió a ver en Zilabon. Y desde entonces, ningún mago alcanzaría las hazañas por él conseguidas, ya que Loth no dejó legado alguno de su saber. Los pocos aprendices que tuvo durante su larga estancia en Zilabon, apenas aprendieron unos pocos remedios para ciertas enfermedades, y un par de toscos trucos de artificio, como el de hacer aparecer una pequeña neblina de repente, o incluso lanzar una pequeñas luces fulgurantes, que hacían las delicias de los más pequeños del lugar. Pero la gran magia, los hechizos y conjuros poderosos, jamás estuvieron al alcance de ningún otro ser más que Loth, el Gran Brujo.

Los duendes rojos, a los que Loth hacía referencia en su segunda profecía, eran unos seres pequeños y repugnantes, de orejas puntiagudas y mirada maliciosa. Habitaban en los pantanos, más allá de las montañas de Alie, en la frontera oriental del reino. Su magia era poderosa, aunque no tanto como la de Loth, por supuesto, y las viejas leyendas contaban que eran carnívoros, y que su plato favorito eran las mujeres vírgenes y los recién nacidos. Durante décadas, Zilabon había estado en una constante guerra con ellos pero, con la llegada de Loth, por fin se les infringió una grave derrota. Éste, mediante sus hechizos, consiguió que los duendes rojos se recluyeran en los pantanos y, desde aquel momento, dejaron de ser un problema.

------------------------------------

continuará...